Perdón, perdón ante todo por las palabras que puedan salir de mis manos, pues no quiero que ninguna sean dardos envenados dirigidos directamente al corazón. Mis palabras solo quieren escapar de mi boca para que tú me comprendas...



miércoles, 19 de octubre de 2011

PRINCESA

Por una vez quise ser princesa y conocer los secretos que esconde el sentirse protegida.
Desterré la cota de malla que envolvía mi corazón y la tiré a un rincón de la habitación.
Sí, por una vez quise ser princesa…
¿Dónde estaban los caballeros?
Dormidos, perdidos…
Atraídos por el chillido silencioso de mi desnudez, los fantasmas regresaron para rondarme en las noches. Sus palabras perforaban mi cerebro, mi mente no disponía de armas para ahuyentarlos y el huir de ellos era difícil.
El olvido me tentaba a entregarme a él: Si olvidas, desaparecerán…
Demasiado fácil, demasiado doloroso.
Y allí estaba mi armadura, tirada en una esquina.
Mudas palabras pronunciadas: Me necesitas… Y lo sabes.
Atraída de nuevo por esa falsa protección, volví a ella.
Frío metal que envolvió de nuevo mi cuerpo.
Y así, dejé atrás a la princesa que una vez quise ser… una princesa perdida en la niebla…

jueves, 6 de octubre de 2011

LA REINA SUPREMA

A su funeral acudieron todos aquellos seres mágicos con los que siempre soñó y la acompañaron durante sus noches de vigilia.
Estaban los duendes y los enanos, los elfos y los dragones. Las amazonas, eternas musas de aquel corazón rebelde, lloraban la pérdida de aquella mujer que un día decidió seguirlas en la batalla literaria. Personajes no nacidos, morían. Y aquellos inventados, perderían su vida para siempre, si ella decidía abandonarles.
Dormida en un lecho de lienzos púrpuras, había cerrado sus ojos para siempre, pues sus cuentos de hadas solo habían sido locas fantasías de una idealista. Ideales que la habían conducido a su propia muerte.
Su corazón permanecía en una vasija de cristal, sus latidos habían quedado amortiguados por el silencio espectral de aquel bosque que un día imaginó. Roto y desgarrado, la sangre de aquel músculo bombeador había quedado impresa en las manos de aquellos seres de fantasía que habían tratado de salvarla. Pero ignorando, aquella súplica, ella se había arrancado su propio corazón en un intento de salvar la frialdad que aún albergaba.
Su otro yo la miraba, la observaba con lastimera compasión, suplicando que su sufrimiento no hubiese sido muy doloroso. El mundo había dejado de ser un lugar para ella, pues su valentía se había convertido en una temeridad que la había llevado a dar su vida por sus ideas, pensamientos y sentimientos, los cuales no tenían cabida en la realidad mortal. La gente como ella estaba condenada a luchar hasta dejarse la piel, pero todo tenía un límite, que ella sobrepasó con fatales consecuencias.
Enterró sus cuentos de hadas, recuerdos infantiles que hablaban de la bondad y la sinceridad; sus libros de literatura épica, que la habían llevado a una concepción errónea del amor, y las historias que ella escribió en busca de un reino de sabiduría humana mejor. Entre polvo y tierra, se pudrirían y serían olvidados, como ella.
Ya nada se podía hacer. La decisión había sido tomada y ya ni los viejos príncipes, inmortales a través del tiempo, se atrevieron a despertarla, pues sabían que sus besos, antaño mágicos, habían perdido su efecto. Ella había dejado de creer en ellos. Había perdido la fe. Y sin eso, la magia solo era creencias irreales de mentes perturbadas que habían dejado de buscar respuestas en Dios para hacerlo en sueños, premoniciones o en los astros del cielo.
El Bando de la Luz, de la que se creía su fiel sirviente, nunca existió pues solo fue un sueño y, por consecuencia, ella otro, un espejismo de la realidad hecho de brumas invisibles cargadas de fantasías.
Le robó a sus manos el don de la escritura, para dejarlas huérfanas, pues sabía que si ella moría aquel don no sería apto en su resurrección, solo sería un lastre.
Supo aquella noche que nadie haría jamás nada por ella, que nadie daría su vida por verla sonreír y con la certeza de aquel que sabe que no tiene nada más que perder, se sumió en un sueño profundo dejando a su alma volar libre, en busca de un lugar mejor en el que poder sobrevivir.
Solo sería un cuerpo, sin alma, sin corazón… Extirpados los sentimientos, podrían enfrentarse a la realidad y a sus moradores y los vencería, pues en un lugar en el que la sinceridad era más un defecto que una virtud, ella sería la nueva reina.
La Reino Suprema.

Esto fue escrito el 7 de diciembre de 2008. En una noche nefasta, dónde personas a las que adoraban se quitaron las caretas y me permitieron ver su verdadero rostro. Con el tiempo, me di cuenta de que quien te quiere, te respeta. Tarde en darme cuenta de la realidad, sin embargo, tal y como dice el refrán, más vale tarde que nunca. A pesar de eso, a esas personas les deseo lo mejor.